Abordamos, con esta entrada, la segunda parte de las conclusiones del encuentro #50yTICo, celebrado en Madrid el 20 y 21 de septiembre pasados. En un artículo anterior dejamos constancia del decálogo elaborado en un grupo de trabajo sobre el uso de teléfonos móviles. Ahora, repasaremos los otros cuatro ámbitos en que se dividió la reflexión.
Uso de PDI, ordenadores portátiles y plataformas digitales
En este apartado, se cuestionaba si se había alcanzado el cambio metodológico con el uso de estos artefactos cuya presencia se ha generalizado en las aulas. En principio, son herramientas potentes que facilitan la competencia digital y la renovación didáctica, aunque no automáticamente. Los participantes prestaron especial atención a estos puntos:
-La posibilidad de que se dé un enfoque saturador, por la presión ambiental de utilizar estas herramientas (sin tener demasiado en cuenta el uso concreto).
-La dificultad que supone la infradotación, la falta de conectividad a la hora de realizar actividades que la requieren, la posible frustración de expectativas que conlleva y que puede desmotivar su uso cotidiano.
-La deficiente formación técnica de gran parte del profesorado; se plantean si la competencia digital docente podría ayudar en ese sentido, puesto que supone una acreditación.
Aulas de informática y la figura del coordinador TIC
En este punto, se piensa que el aula de informática como tal y su planteamiento están un tanto obsoletos, y que probablemente se mantendrán sólo en secundaria y como soporte a la asignatura. Hay otras maneras más fáciles y cómodas de acceder a la red y a las TIC, como las tabletas, que además se pueden utilizar en clase, evitando el desplazamiento. En general, se ve el aula de informática como un espacio poco flexible, que condiciona mucho la metodología y que acaba siendo lugar de trabajo individual.
Del aula de informática se esperaba mucho: que diera acceso al alumnado que no tiene ordenador en casa (aunque eso ya se ha solucionado con el uso de móviles y la generalización del portátil) y que proporcionara una imagen innovadora al centro escolar.
Una de las dificultades que conocemos consiste en su necesidad de inversión y de actualización casi constante, tanto en software como en equipamientos informáticos. Por todo ello, no se ve viable su pervivencia, y se considera mejor distribuir los ordenadores en las aulas y en la biblioteca escolar, facilitando la realización de talleres y una mayor flexibilización de las tareas.
En cuanto a la figura del coordinador TIC, se requiere un perfil más pedagógico y menos técnico, ya que se ha confundido en ocasiones este rol con el de experto informático, cuando no son coincidentes: es cierto que se necesita una formación sólida, pero no sustituyen (ni son) un servicio técnico, tanto en primaria como en secundaria. Como siempre, ha de primar la metodología y la capacidad para sacar provecho a la dotación que se tenga, por menguada que esté.
Blogs docentes y uso de metodologías con TIC
Sobre los blogs docentes, en general se opinaba que han tenido una época dorada, en la que se podían distinguir diversos tipos: de reflexión personal, de trabajo de aula y de ámbito cooperativo. Los blogs ofrecen, ciertamente, muchas posibilidades tanto a alumnado como a profesorado. Pueden aumentar la implicación de los alumnos, puesto que su capacidad de difusión es más elevada que el espacio del aula. También mejora la competencia lingüística del alumnado (en el caso de los blogs de aula), que se esmera más. Además, ha habido grandes proyectos cooperativos que tenían como base los blogs de profesores implicados en los mismos.
En la actualidad, se impone más el modelo "escaparate", en el sentido de mostrar el trabajo docente, tal vez enfocado a un reconocimiento externo. Se nota una cierta crítica a este modelo entre los participantes, que echan de menos, como hemos dicho, la cooperación que solía haber hace unos años. El papel de los premios educativos -aunque se aborda más en el último epígrafe- puede haber afectado el planteamiento de algunos blogs docentes. Se ha perdido el espíritu ubuntu, o escasea.
También vemos que la competencia de las redes -en especial Twitter- han supuesto un golpe a la pervivencia de los blogs; sin embargo, el blog es un espacio de mayor reflexión, que no tiene el carácter de inmediatez de Twitter, a la vez que exige mayor formación y actualización a los autores: no se escribe un artículo sin documentarse y revisarlo varias veces (al menos, no debería hacerse). Concluimos la reflexión sobre los blogs afirmando que, aunque seamos minoría, vemos futuro en ellos, y muchas posibilidades de seguir siendo útiles. Además, constituyen un primer paso, para muchos docentes, para entrar en las tecnologías de la comunicación.
Respecto a las metodologías que usan TIC, se ha corrido el riesgo -y se ha caído en la tentación- de usarlas como un requisito, como una tarea que se tenía que hacer, sin tener en cuenta para qué se iban a usar. Una tecnología que no aporta nada nuevo ni valioso, tal vez no deba utilizarse: si se puede hacer en papel, hacerlo en formato digital no modificará la actividad, aparte de dar color o sonido a la misma. Conviene buscar la coherencia metodológica.
Formación docente y el papel de los encuentros y premios educativos
Por último, se trató el tema de la formación docente, tanto en TIC como en el ámbito más general. Respecto a la primera, vemos que se ha priorizado el dominio de las herramientas, dentro de cierto "frikismo" al que se aludía hace diez años. Luego vino la crisis de 2008 a 2014 y hubo un parón que afectó a muchas iniciativas de carácter presencial.
Hoy en día, ¿cuál es el modelo? En general, la autoformación, la construcción de un entorno personal de aprendizaje (el PLE, acrónimo de sus siglas en inglés) sigue siendo un enfoque válido. En ese campo, entra también la formación que ofrecen facultades (tipo MOOC, por ejemplo), centros de profesores o la propia formación en centros. Siempre primando la actualización profesional a la mera acumulación de méritos para la acreditación y suma de sexenios. A tal efecto, resulta sorprendente que haya reticencias, también por parte sindical, a reunir cien horas de formación cada seis años: debería ser un hábito de los más normal entre el profesorado. Eso sí, con libertad para elegir cursos, horarios compatibles con la vida personal, etc. Pero, en un abanico tan amplio de opciones formativas, el que no se forma, simplemente, es porque no quiere.
Respecto a los eventos, suponen un punto de encuentro para compartir experiencias, perspectivas... Se comenta que han disminuido los grandes congresos, y que la presentación de buenas prácticas, muchas veces organizada por los centros de profesores, son una alternativa positiva que parte de la realidad escolar, en lugar de analizarla desde fuera. Ambas perspectivas son necesarias, pero siempre se agradece que la práctica presentada haya sido llevada a cabo en el aula y pueda extrapolarse a otros contextos también de aula.
Los premios educativos son positivos si reconocen el trabajo efectuado por el profesorado. No nos convencen las iniciativas tipo premio "al mejor profesor", sino a las prácticas concretas y comprobables. Finalmente, se recuerda la importancia del perfil en redes sociales de los centros educativos, que pueden así darse a conocer y difundir su práctica más relevante.